De todo lo que he trabajado todos estos últimos años, en los cuales durante 40 años he practicado con los niños en guardería, en infantil, y con ciertas clases de la escuela elemental, lo que me ha interesado particularmente es el desarrollo psicológico del niño.
Me he interesado por este desarrollo psicológico a partir, particularmente, de su acción, del movimiento, del juego. A partir de la espontaneidad del niño, podemos ayudarle, a partir de su acción, de su juego, a pasar por diferentes niveles de maduración psicológica, para desarrollar sus capacidades de reflexión, sus capacidades de pensamiento. Este es el resultado de varios años de investigación y de búsqueda. Así́ pues, estamos en el ámbito de la psicomotricidad y vamos a intentar relacionar aquello que es del orden del cuerpo y lo que es del orden del psiquismo. Y cuando hablamos del cuerpo, hablamos de un cuerpo en relación, de un cuerpo cargado de relación. Un cuerpo que expresa aquello que es profundo en el niño, que es profundo en el psiquismo del niño. Así́ progresivamente, a partir del juego, del hacer, de la acción del niño se construye la practica psicomotriz educativa y preventiva. Yo me permitiré́, inicialmente, hablaros de los Objetivos de esta práctica.
Los Objetivos: desarrollo de la función simbólica
El primero es desarrollar la función simbólica, es decir, permitir al niño representar por la vía del cuerpo, poner en escena a través del juego, a través de la acción, imágenes. El niño, accede al proceso de simbolización, a representar, inicialmente por medio del cuerpo. Yo creo, en mi opinión, que a menudo se precipita al niño en procesos de simbolización (estoy pensando en la escuela maternal), que no se respeta suficientemente el ritmo de desarrollo del niño. (hay una precipitación en llevar al niño a la simbolización sin tener en cuenta que se hace por la vía del cuerpo y del juego.)
Los Objetivos: reaseguración
El segundo objetivo sería favorecer procesos de reaseguración, y uno puede decirse “pero ¿reasegurarse con respecto a qué?” El niño vive un cierto número de malestares, nosotros mismos los hemos vivido. Son principalmente una serie de malestares que hemos vivido en los primeros momentos de la vida, utilizando palabras técnicas podríamos hablar de “angustias”. Yo me situaré, inicialmente, en ciertas angustias que determinados niños viven, y la originalidad del niño es poder sobrepasar estos malestares por el placer del juego. Es jugando que el niño atenúa y sobrepasa estas angustias. Es por ello que pienso que nos hace falta considerar el juego del niño como un proceso esencial, necesario en la seguridad afectiva del niño. En este sentido la práctica psicomotriz tiene una función preventiva, porque ayuda al niño en su maduración psicológica, en su bienestar, ésta es la función preventiva de la práctica psicomotriz.
Los Objetivos: descentración
Hay un tercer objetivo, que es ayudar al niño en su proceso de descentración. Yo creo que vosotros habéis estudiado la descentración como la concibe Piaget. Yo he ensanchado, ampliado un poquito ese concepto y podemos decir que son necesarios de 5 a 7 años para que los niños accedan a esta capacidad de descentración. La descentración es ser capaz de hacer la diferencia entre lo que es el niño y lo que es el mundo exterior. Una vez más, os digo que al menos son necesarios 5 años, si no, el niño ve el mundo exterior a través de un prisma deformado por sus emociones y también por su pensamiento mágico. Esto es también una manera para él de ponerse a distancia de sus propias dificultades. Él imagina otro mundo, y es fácil comprender que, si permanece en ese mundo mágico, en sus emociones, y se proyecta así́ hacia el mundo, no va a ser capaz de analizar el mundo exterior, y esta falta de análisis va a retardar su capacidad en el acceso al pensamiento operatorio. Actualmente, de hecho, nos encontramos con muchos niños al final de la Escuela Infantil o primer año de la Escuela Primaria que no han accedido a esta capacidad de descentración, quizás porque no se han encontrado los medios apropiados para ayudarles a descentrarse.
Capacidad de descentración
Vamos a intentar ver la manera de acceder a esos medios para llegar a la descentración a través de la Práctica Psicomotriz. Aunque la Práctica Psicomotriz no es la panacea ni el único medio para ayudar al niño a la descentración. Existen otros medios pedagógicos útiles, principalmente en la escuela maternal, con la condición de que uno sea consciente de ayudar al niño a alejarse de sus emociones, para facilitarle el pensar de una manera más objetiva y más distanciada de él mismo. Eso es lo que nosotros vamos a llamarla Capacidad de Descentración, es decir tratar los acontecimientos exteriores independientemente de él mismo. Yo creo que una vez que tenemos este objetivo en la cabeza, los medios educativos y pedagógicos que nosotros utilizamos no serán más que medios, y no fines.
Abramos un pequeño paréntesis: uno piensa que en la actualidad el niño, es tal vez más capaz de descentrarse. Bien, yo no pienso así́. A pesar de la tecnología que se ofrece a los niños, la tecnología de los ordenadores, de los juegos educativos perfeccionados, el niño sigue siendo un niño, el niño es un ser de emociones, y uno no puede precipitar su maduración afectiva.
El placer de jugar
Hasta aquí, los objetivos que vamos a encadenar los unos con los otros a través de la práctica. A través de todos estos objetivos, existe un continente. Para mi, es el placer del niño, es el placer de jugar, el placer de actuar, es el placer de transformar el mundo, es el placer de transformarse a nivel de su cuerpo, a nivel de su psiquismo para ayudarle en el placer de pensar. Por ello no existe el placer de pensar, en principio, sin el placer de jugar. No hay placer de pensar sin el placer de transformar el mundo que rodea al niño y ello después del nacimiento, y puede ser que incluso antes de éste. Así́ pues, para mí el placer es fundamental en el desarrollo psicológico del niño, lo cual no quiere indicar que al niño le podamos dejar hacer todo. Eso no quiere decir que no exista un marco. Sí existe un marco, sí habrá́ prescripciones, pero ayudaremos al niño a conservar ese placer de ser. Y, en definitiva, para mí el placer de pensar es también un placer de ser.
La sala de practica psicomotriz: un dispositivo espacial
Para ayudar a alcanzar los objetivos de los que acabo de hablar, la sala de práctica psicomotriz está estructurada según un dispositivo.
Un dispositivo espacial.
Dispositivo espacial: en la sala existen dos lugares; un lugar para lo que yo llamo la expresividad motriz del niño, un lugar para la acción, para jugar; y un segundo lugar bien delimitado para la expresividad plástica, gráfica y del lenguaje. Dos lugares, he aquí el dispositivo del espacio.
Los niños serán invitados a pasar de un espacio a otro; entonces, este paso del placer de jugar con su cuerpo al placer de simbolizar con la construcción, con el lenguaje, ayuda al niño a pasar por diferentes niveles de simbolización que van del cuerpo al lenguaje. Este pasaje del acto al pensamiento favorece el psiquismo del niño incluso más teniendo en cuenta que ese pasaje se produce en una hora/ hora y media de tiempo; entonces existe ahí́ una concentración en la evolución del niño que es muy estimulante para él y le lleva progresivamente a ponerse en distancia de su implicación emocional, lo que le va a ayudar a descentrarse, todo partiendo del placer de jugar.
Cada lugar, el lugar de la expresividad motriz, el lugar de la expresividad plástica y gráfica tiene un material específico. Los niños no pueden cambiar de lugar el material porque da lugar a su especificidad.
La sala de practica psicomotriz: Un dispositivo temporal
La sesión está enmarcada por un ritual de entrada y un ritual de salida, pero debo precisar que en el dispositivo temporal hay tres tiempos en la sesión. El tiempo de la expresividad motriz, del juego del niño; el tiempo de una historia (un cuento que vamos a contar a los niños); y un tercer tiempo que es el tiempo de la simbolización a través de grafismo, de la construcción y el modelado, y de lenguaje.
Entonces, podéis preguntar por qué usted ha colocado una historia en medio de la sesión. Como una especie de ruptura del juego del niño, Entonces, ¿cuál es la función de la historia? La historia va a ayudar a muchos niños a reasegurarse y crear imágenes psíquicas, imágenes que les permitan ponerse a distancia de su malestar; es lo que se llama procesos de reaseguración psíquica, en definitiva, es la función de todas las historias, cuentos que contamos a los niños.
¿Sobre qué se fundamentan las historias y los cuentos?, Se fundamentan en dos registros: el registro de la angustia de la pérdida, el miedo a ser abandonado, el miedo a ser devorado, el miedo a ser cortado en trozos Sí, todos los cuentos e historias son así́, es el fondo de angustia, y al mismo tiempo aparecen los héroes de la historia, que son capaces de encontrar medios para reasegurarse y evitar sus angustias, sea ridiculizando al agresor, sea matando al agresor que está en el origen del miedo. Todas las historias y cuentos están fundamentadas en estos principios. Nosotros, entonces, vamos a introducir la historia en medio de la sesión para ayudar a pasar al niño a otro nivel de reaseguración. Sabemos que todos los juegos ayudan a los niños a reasegurarse, pero ahí́ el cuerpo está muy implicado, mientras que en la historia el niño se reasegura a través de imágenes que nosotros vamos a darle. De esta manera, utiliza para reasegurarse tanto los juegos como las imágenes mentales. Así́ vamos a ayudar al niño a pasar más fácilmente a otro nivel de simbolización, que son las construcciones, el dibujo y el lenguaje, Un niño que es capaz de hablar de sus emociones, de sus miedos, es un niño que no tendrá́ ningún problema en abrirse a la descentración, accediendo más fácilmente al mundo de las operaciones concretas (pensamiento operatorio)
Sobre la descentración
Para terminar, unas breves palabras sobre el concepto de “descentración”: Para mí, es un concepto sobre el que no se habla frecuentemente, sobre todo en el desarrollo psicológico del niño y sobre todo en la escuela maternal.
Voy a resumir: antes de los 5 años (puede ser antes o después) el niño ve y vive el mundo exterior a través de la proyección de todas sus emociones. Es decir, que no ve el mundo como nosotros, él no ve el espacio como nosotros, no vive el tiempo como nosotros, lo vive por intermedio de sus emociones. Un espacio para él, donde él ha vivido mucho placer, será́ un espacio inmenso; un tiempo muy corto, vivido sobre un fondo de placer, para él quizás será́ un tiempo muy largo, O al contrario. Es decir, sus emociones van a deformar su visión del mundo, y si el mundo está deformado de esta manera, el niño no tiene la capacidad de analizar los parámetros del mundo exterior, es decir, la realidad del mundo exterior que exige al niño abstraerse de esas emociones, distanciarse de sus emociones para analizar de una manera más objetiva. No será́ capaz de analizar los parámetros del mundo exterior: que este objeto es de tal dimensión, volumen, densidad. color… siendo a partir de ese análisis del objeto que podrá́ analizarlo con otros parámetros diferentes, pudiendo así́ acceder a procesos de seriación, etc. Pero el gran problema de la descentración no es alejar las emociones, no es cortar las emociones del niño; es descentrarse, ser capaz de integrar las emociones en representaciones, es decir, en imágenes.
Wallon nos ha explicado muy bien esto: cuando somos capaces de unir las emociones a las imágenes tomamos una cierta distancia con respecto a nuestras emociones. Es una etapa permanente en el niño y debemos, pues, ayudarle a unir las emociones y las imágenes. Éste es el sentido de la historia. El niño va viviendo esas emociones cuando le contáis el cuento, la historia, pero alimentamos sus imágenes. Es unir estas emociones con la historia y las imágenes. Por lo tanto, la historia tiene una función de descentración, pero observaréis a niños, cuando contáis la historia, que no son capaces de realizar este proceso porque ellos gesticulan, gritan. Viven el cuento como los héroes de la historia y no están en un proceso de descentración, porque la descentración se ve, se observa por la capacidad de vivir en sí las emociones como si existiera un movimiento interior emocional que moviliza el cuerpo, la mímica, sin que existan manifestaciones motrices. El niño está atento a la historia, vive las emociones de la historia, pero sin manifestaciones corporales. Ahí́ tenéis un indicio de maduración psicológica, ahí́ estaría la capacidad del niño de descentrarse.
Bernard Aucouturier, Conferencia en la Escuela Universitaria de Formación del Profesorado de Bilbao. UPV. Noviembre 2003.